Entradas populares

jueves, 1 de diciembre de 2011

Entrada # 10

¡Te saludo de nuevo, apreciable visitante!


En la entrada anterior te dije que los elementos que componen el mundo carecen de cualidades. Pero, ¿a qué cualidades me refiero? A todas, absolutamente todas las cualidades en las que puedas pensar.
Con algunas de esa cualidades suele resultarnos fácil entender que no pertenecen realmente a las cosas que las ostentan. Es el caso de la bondad y de la maldad, por ejemplo. Hasta solemos decir que las cosas no son buenas ni malas por sí mismas, sino sólo diferentes.
Solemos aceptar fácilmente que la bondad y la maldad son relativas, es decir, que las cosas son buenas o malas solamente unas con relación a otras, pero, hay cualidades que no parecen tan fáciles de separar de los objetos a los que están adheridas.
El ejemplo que se me ocurre en este momento es el color, éste es una cualidad que parece pertenecer a las cosas que la ostentan. No me refiero a este a aquel color, sino al color en general, y es que, los objetos pueden cambiar fácilmente de color, pero es difícil que dejen de tener alguno. Podemos dividir un trozo de materia una y otra vez y esta conservará siempre algún color.
Esto último me indujo a pensar que el color podría estar unido de manera inseparable a la esencia de las cosas.
Luego, pensé que el color no adherido a los objetos, sino a la luz que nos ayuda a verlos. Eso me hizo recomenzar mis razonamientos. Después recordé que la luz también es un objeto, lo cual implicaría que algunos de éstos, como la luz, sí tienen color, etcétera.
Este estira y afloja me mantuvo ocupado durante unas cuantas semanas, pero luego se me ocurrió preguntarme: ¿de qué está hecho el color? 
Busqué la respuesta aquí, allá y acullá, hasta que concluí que esa cualidad que poseen casi todos los objetos materiales del universo está hecha de sensaciones. 
¿Cómo justifiqué esa conclusión? Sobre eso sólo sé que me valí de algunas opiniones científicas, aunque no recuerdo con exactitud cuales fueron éstas. Sin embargo, hace poco leí en la magnifica enciclopedia virtual llamada Wikipedia cierto artículo científico que podría servir para justificar mi deducción. Me refiero al siguiente escrito: "Todo cuerpo iluminado absorbe una parte de las ondas electromagnéticas que recibe y refleja las restantes. Parte de las ondas reflejadas pueden ser captadas por nuestros ojos e interpretadas por nuestro cerebro según las longitudes de onda correspondientes".
Como ves, este párrafo nos dice claramente que el color no es precisamente la energía luminosa que golpea nuestras retinas, sino más bien, la interpretación que el cerebro hace de esa energía. Más correctamente, el color es la sensación que aparece en nuestro cerebro cuando éste reacciona ante la luz que toca nuestras retinas.
   Bien, por el momento vamos a interrumpir la historia de la TAC, pero cotinuaremos con ella en la próxima entrada.
¡Gracias por tu visita! 
      

No hay comentarios: