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martes, 28 de febrero de 2012

Entrada # 44

¡Bienvenid@, amig@ bloguer@!


La "marca" de solidez que conllevan las sensaciones que nos da la materia y la de vacío que tienen las sensaciones provocadas por el espacio son, por supuesto, opuestas una a la otra. Eso, como te dije en la entrada anterior, no sólo afecta la calidad de nuestras sensaciones, sino que también hace posible la existencia de muchas de ellas. ¿Por qué? Porque, ni los estímulos de la materia ni los del vacío solos pueden producir sensaciones en nosotros, pero entre ambos sí lo hacen.
  Bien, ahora imagina la siguiente situación: Una serie de postes clavados en la tierra forman una línea larga y recta. Tú estás parado junto al primero de esos postes viendo hacia donde están los otros. Si miraras desde el punto preciso (como si estuvieras verificando la rectitud de la línea) sólo verías una pequeña parte de cada poste, pero ningún espacio entre ellos, aunque lo hubiera. ¿Por qué? Porque el espacio es indetectable y, según dicen algunas personas, eso indica que no existe.
  Desde el punto de vista de la TAC el espacio no existe, pero eso aplica sólo para el mundo natural, es decir, la TAC implica que el espacio, al igual que el tiempo, existe sólo en el mundo artificial. ¿Por qué? Porque, según nuestra teoría, el mundo natural está hecho con sólo tres elementos y entre ellos no se cuentan ni el tiempo ni el espacio.
  Bien, si ya tienes clara la idea de que no es tan fácil como parece reconocer todos los elementos artificiales que hay en el universo, empezaremos a examinar el postulado número cuatro. Éste, como sabes, nos dice que la materia, la energía y el movimiento carecen totalmente de cualidades o atributos propios y es una de las propuestas más importantes de la TAC.
  Para empezar el examen de este postulado, vamos a recordar sus orígenes, pero eso lo haremos en la próxima entrada.
  ¡Gracias por tu visita! 

viernes, 10 de febrero de 2012

Entrada # 43

¡Hola querid@ amig@!


Hoy seguiremos hablando del espacio. Como te dije antes, consciente o inconscientemente, solemos creer que el espacio es, en cierto modo, un complemento de la materia. ¿Por qué? En última instancia, eso se debe a que nuestras sensaciones son relativas, es decir, a que las sensaciones negativas dependen de las positivas, y viceversa.
  Cuando digo que las sensaciones positivas dependen de las negativas y que aquellas dependen de éstas, me refiero literalmente a que no pueden producirse unas sin las otras. Como es importante que entiendas esta idea, voy a darte aquí un ejemplo de ella. Imagina que estás en algún lugar hasta el cual no llega absolutamente ningún ruido. Pasas ahí varias horas sin escuchar nada, pero de repente, oyes el monótono ruido del motor eléctrico de una bomba de agua. 
  Si ese motor se mantiene encendido durante varias horas, pero su sonido no cambia ni tú varias tu posición con respecto a él, dejarás de escuchar tal sonido en pocos minutos. ¿Por qué? Porque, sin que importe si la sensación que ese ruido provoca en ti es positiva o negativa, no puede subsistir por mucho tiempo sin alternar con una sensación opuesta, la cual podría ser provocada por el silencio o por un ruido diferente al del motor, por ejemplo.
  Bien, ahora que ya recordaste lo que significa la expresión nuestras sensaciones son relativas, veamos cómo ayuda esa relatividad a que creamos que el espacio es un ente natural. 
  Los estímulos que recibimos de la materia provocan en nosotros sensaciones opuestas a las que nos inducen los que nos ofrece el espacio. ¿En qué sentido? Bueno, podríamos decir que los primeros conllevan la sensación de solidez mientras que los segundos, la de vacío.
  ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Que, aunque no es así todo el tiempo, la mayoría de las veces la materia nos provoca sensaciones positivas y el espacio nos brinda las opuestas, así que entre ambos, la materia y el espacio, provocan la mayoría de las sensaciones que experimentamos durante nuestras vidas.