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domingo, 27 de noviembre de 2011

Entrada # 6

¡Hola, amigo. Gracias por estar aquí de nuevo!


En esta entrada vamos a continuar con el repaso de las teorías filosóficas antiguas.
  Las Ideas de Platón eran como fragmentos del Ser de Parménides, es decir, cada una de esas Ideas, al igual que el Ser, era eterna, inalterable, inteligible, irrepetible y entre todas formaban un conjunto infinito.
Como te enseñaron en la escuela, Platón creía que las Ideas eran los únicos elementos que realmente existían en el universo. Las cosas que conformaban el mundo sensible eran sólo copias imperfectas de las Ideas.
 En la actualidad, por supuesto, cualquiera de nosotros puede ver que esta tesis es errónea, pero en los tiempos de Platón parecía suficientemente buena, sin embargo, contenía un error poco visible, aunque Aristóteles sí pudo detectarlo.
Dicho error consiste en lo siguiente: Platón sabía que su mundo cotidiano, al igual que el nuestro, estaba compuesto por dos clases básicas de elementos: los tangibles y los intangibles. Pero no se dio cuenta de que eso representaba una complicación para su tesis.
¿En qué consistía esa complicación? En que, los elementos intangibles eran o podían ser infinitos. Así, si por cada uno de esos elementos tenía que haber una Idea, el número de éstas tendría que ser infinito también.
La parte de la teoría de Platón que Aristóteles tomó muy en serio fue la que dice que el mundo es inteligible. De ahí dedujo que el creador del universo debía ser alguien extremadamente inteligente. Este ser, por tanto, no podía cometer errores. El mundo de las Ideas de Platón no era perfecto, pues estaba formado por un número infinito de elementos, de ahí dedujo Aristóteles que ese mundo no existía realmente.
Como ya habrás deducido, cada una de las Ideas de Platón era la esencia de una cosa mundana. Aristóteles, al igual que Platón, creía que cada cosa debía tener su esencia, pero si no existía el mundo de las Ideas, ¿dónde quedaban todas esas esencias? Dentro de las mismas cosas, dijo el discípulo de Platón, es decir, la cosa y su esencia están unidas en un solo paquete.
Lo más importante de esta idea de Aristóteles es que, al unir de forma inseparable las cosas con sus esencias, éstas dejan de ser inmutables e indestructibles, porque eso implicaba que al destruir una cosa se destruía también la esencia correspondiente. Así, aunque Aristóteles dejó "vivo" por lo menos un elemento sobrenatural -me refiero al creador del universo- le dio al cosmos una apariencia más natural y sencilla.
  Bien, aquí termina la lección de hoy. Espero contar con tu atención durante la próxima entrega.

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